Los resultados no se dan por arte de magia, habrá que buscar el equilibrio entre un buen servicio, colaboradores comprometidos y capacitados, clientes que desean regresar y colaboradores que desean permanecer.
La excelencia es excederse en cosas positivas, hacerlo de manera genuina y sincera es la mejor forma.
Pero ¿cómo es que deseamos excelencia si no hacemos un verdadero plan? Simplemente lo tomamos como una palabra que pensamos en automático nuestros colaboradores deben seguir al pie de la letra.
Si deseas excelencia, empieza por el desarrollo personal de tus colaboradores, trabaja desde su misión y objetivos, establece los procesos adecuados para validar esos resultados que estás esperando.
Los resultados se verán reflejados en más clientes, reducción en la rotación de personal, crear un ambiente en el que el colaborador busque eficiencias y ahorros en cada una de sus áreas como si estuvieran en casa.
Trata a tus colaboradores con excelencia, para que esto se refleje en el trato a los clientes.
La excelencia en el servicio no se trata solo de sonreír en todo momento, debe haber una base que lo sostenga, porque ni la mejor sonrisa con Ausencia de un buen producto o servicio serán suficientes para que los clientes deseen regresar.
Empieza por revisar cada uno de los procesos, capacitación y validación de los conocimientos aprendidos en aula, escucha al cliente y a tu colaborador.
Cuando implementes programas de excelencia en el servicio busca el punto de partida en tus resultados financieros, encuentra aquellos que podrán tener una valoración, ya que de esa forma podrás medir el impacto y no solo financiero, sino en otros aspectos como la retención y motivación.
“Recuerda que el nombre del juego se llama resultados”, donde la excelencia juega un papel muy importante.



